Antes de comenzar con las explicaciones técnicas al respecto, vamos a despejar la incógnita que continúa girando alrededor del aceite de oliva y de si este engorda o no; la realidad es que el aceite de oliva sí que engorda. Aunque es cierto que esta afirmación tiene varios matices a tener en cuenta, sobre todo a la hora de criminalizar al aceite de oliva como alimento necesario dentro de una dieta saludable que nos ayude a mantener un buen estilo de vida.
Como cualquier alimento que contenga grasa el aceite de oliva incluye componentes que pueden hacer que engordemos, sin embargo todo es cuestión de cantidad y del uso que el usuario le de al producto en su cocina. Es muchísimo mejor utilizar este alimento en crudo como aliño o acompañamiento que como base para freir, aunque es preferible a otras opciones cuando se realiza un control de las cantidades empleadas. Cuando se consume en crudo, el aceite de oliva se ingiere en menor cantidad que cuando se añade como base para cocinar cualquier otro alimento, esto se traduce en una mayor o menor ingesta de grasas dependiendo de en qué medida se use el aceite de oliva en cada receta. También debemos tener en cuenta que en aquellos alimentos que freímos, tenemos que contar con el hecho de que estos absorberán una cantidad de aceite de oliva mucho mayor de la que somos conscientes y esto ocurre debido a que se añade muchísimo más producto del saludablemente indicado.
Debemos hacer una diferenciación clara entre grasas saturadas y grasas polinsaturadas o monoinsaturadas, estas últimas son las que encontramos presentes en el aceite de oliva y se han posicionado como provechosas para la salud por numerosos estudios científicos realizados a lo largo de décadas de investigación. Por esta razón, es necesario discernir que no todas las grasas son negativas para nuestra salud a pesar de que el aporte calórico sea elevado. Aunque el aceite de oliva tenga 887 calorías exactas por cada 100 gramos, las grasas insaturadas que las forman reducen la posibilidad de desarrollar enfermedades del corazón, los huesos…
Para muchos expertos, el correcto uso del aceite de oliva para llevar a cabo un aprovechamiento máximo del producto sólo se producirá si aprendemos a utilizarlo de forma correcta, conservando así todas las propiedades que hacen que tenga un impacto innegablemente beneficioso para nuestro organismo. Por ello recomiendan unas cantidades concretas para cada plato pudiendo añadir aceite en crudo una vez estas estén listas o sustituir, por ejemplo, el pan rallado tradicional por su variante asiática ya que esta succiona muchísimo menos aceite de oliva. Estos y otros pequeños trucos de cocina que tienen más que ver con el uso que se le da al producto que con que realmente sea un alimento que engorde en exceso, nos darán las claves para conseguir todos los componentes provechosos para nuestra salud.
